El recorrido nocturno inicia a un costado de la Catedral de México a bordo del Turibus, con cronómetro en mano y una gran expectación. Comienza el paseo para reconocer las obras de recuperación del Centro Histórico que ha sido como una cirugía a corazón abierto. Un corazón que adquiere otro ritmo en la oscuridad sobre una unidad con techo descubierto a casi dos metros del suelo. Con heroísmo los anfitriones aguardan comentarios, toman fotos, y ríen ante este nuevo corredor cultural.
Se trata de una prueba piloto para conocer las calles y edificios de la Centro Histórico. El recorrido pasa por lugares emblemáticos de la historia mexicana, por ejemplo, el Nacional Monte de Piedad, Templo Mayor, Colegio de San Ildefonso, Plaza e Iglesia de Loreto.
Prosigue por la vieja calle de República de Venezuela con su mercado Abelardo L Rodríguez, posteriormente llega a Plaza de Santo Domingo donde se visita Iglesia además de la Antigua Escuela Nacional de Medicina donde estuvo el Tribunal del Santo Oficio, de reojo, se ve la Antigua Aduana hoy edificio de la Secretaría de Educación Pública
Baja por la calle de Bolívar y finaliza en la recién estrenada calle peatonal de Regina que va de la Av. 20 de Noviembre a Bolívar. Está ruta será una nueva alternativa de paseos de noche en Turibus.
Durante el trayecto las construcciones urbanísticas plasman el paso de los años, algunas demuestran el status social: ya sea de un minero, comerciante, dueños de obrajes, hacendados y clérigos, hecho que está plasmado en la exquisita decoración de las fachadas de sus residencias, palacios, iglesias...
¡Sean bienvenidos y por favor no se paren!
Uno de los guías grita: “A su mano izquierda se encuentra el Nacional Monte de Piedad, obra del gran minero Pedro Romero de Terreros antiguo dueño de la Hacienda de San Miguel Regla en Hidalgo. El edificio fue aposento de Hernán Cortés. Ocupó la manzana que, anteriormente, formó parte del Palacio de Axayácatl.”
De repente la calle de Monte Piedad se transforma en República de Brasil, la panorámica es inquietante, un relativo silencio resguarda nuestra admiración, antiguas casas coloniales se combinan con fachadas modernas, marquesinas de puestos cerrados, gente caminando…En la esquina doblamos a la derecha hacia la calle Donceles sigue por Justo Sierra.
En la oscuridad el Templo Mayor emerge entre monumentos coloniales y su museo del sitio. Las obras de restauración conservan las diversas etapas constructivas, por esa razón no se llega a comprender a simple vista su significado. Sin embargo está zona arqueológica aun arroja nuevos datos día con día sobre el antiguo recinto prehispánico, dijo el Arqueólogo Raúl Rodríguez.
Durante un breve periodo escuchamos que San Ildefonso tuvo altas ventanas al ser un colegio Jesuita, la fachada exterior que da al Templo Mayor se elaboró durante el siglo XX siendo copia fiel de la fachada original ubicada sobre la calle de San Ildefonso.
De San Ildefonso llegamos a los predios de la plaza e Iglesia de Loreto, al costado derecho se ubica el convento de Santa Teresa la Nueva. Estamos en uno de los límites de traza española y donde vivieron indígenas. Su hermosura radica en su templo neoclásico, dicha iglesia fue muy criticada debido a las proporciones entre la enorme cúpula y su planta pequeña. Si se observa con detenimiento la construcción está inclinada por el hundimiento del terreno, por lo que se cerró al culto.
El Templo de la Santa Teresa la Nueva se embellece por sus rejas, las portadas gemelas y la torre campanario. Las monjas Teresinas se caracterizaron por su voto de pobreza. En frente del Templo la plaza tiene una fuente que antiguamente se ubicó en una de las glorietas de la calle de Bucareli.
Hacia la década de los treintas se demuele gran parte del Colegio de San Gregorio para poder construir la calle de Venezuela y el mercado Abelardo L. Rodríguez, con arquitectura neocolonial. Con le fin de tratar de educar a la gente pintaron el interior del mercado con murales de temas sociales. Este fue un intento por reubicar a los vendedores ambulantes a un lugar fijo, con todos los servicios como: Teatro, guardería, baños, dicho proyecto estuvo muy adelantado para la época aplicada.
Al respecto el Arq. Jorge Jesús Carrillo investigador del Centro Histórico mencionó que:“El gobierno ha tratado en los últimos años de tratar de rescatar el edificio pero es un tanto la zona, los locatarios, aun sigue siendo una zona muy difícil no hay servicios, todavía la calidad en el mantenimiento sigue siendo muy escaso”.
El poder eclesiástico y el conocimiento
La plaza de Santo Domingo es la segunda en importancia dentro del Centro Histórico. En la distancia el Portal de evangelistas durante el siglo XIX todos los escribanos que se encontraban en el Zócalo fueron cambiados de su sitio original al generar empleos a la gente letrada en está zona.
Los dominicos, reconocidos por su poder intelectual y político, recibieron en donación un predio para su iglesia, ubicado en el predio de Belisario Domínguez y República de Brasil. Este recorrido comprende aspectos importantes de la vida urbana durante la Colonia: el religioso y el educativo, el poder intelectual y el de la Iglesia.
Palacios y Residencias coloniales
El Centro Histórico es de tezontle, pero los elementos laterales de las puertas y ventanas se prolongan hasta la siguiente cornisa haciendo una especie de “H”. Esta característica no sucede en Puebla a pesar de la cercanía, aunque este en el mismo país existen localismos lo que le da carácter a cada ciudad dentro de la república.
“A partir de la segunda mitad del siglo XVII y durante todo el siglo XVIII la ciudad de México se verá constantemente embellecía con nuevos y suntuosos palacios y templos construidos por los arquitectos de mayor fama y renombre que utilizaron el repertorio formal arquitectónico existente, sin límite alguno, dando vuelo a la imaginación en sus exuberantes decoraciones barrocas sobre los vistosos muros del rojo y aterciopelado tezontle con sus vistosos remates de afiligranados encajes de gris cantera.”[1]
Sobre la calle de Bolívar resalta la Casa Borda cuyo dueño fue Don José de la Borda quien era un rico minero que hospicio la creación de la iglesia de Santa Prisca en Taxco. Al llegar a la ciudad de México el quiso tener un palacio más grande que el de Hernán Cortes. Este individuo tuvo la intención de hacer su residencia sobre toda la manzana por lo que vemos en su esquina del primer piso una balaustra alrededor de su casa señorial.
Sin embargo cuenta la leyenda, que en esa casa todos los días le gustaba pasear a la hermosa esposa del Sr. Borda y para que nadie le coqueteara el pretende construir un balcón corrido alrededor de la manzana y de esta manera ella podría caminar sin ser cortejada por ningún hombre.
¡Prepárense para bajar, no olviden sus pertenencias!
A la luz de las nuevas luminarias el nuevo corredor cultural de Regina abarca el tramo paralelo entre Bolívar y Av. 20 de Noviembre. El cambio de calle de Regina explico Ricardo Bautista, director de Promoción y Difusión del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, “la hizo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, en enero de 2007 y es parte de las iniciativas de recuperación de espacio público, de transformación de las vialidades, con el propósito de fomentar la movilidad no motorizada”.
La deformación del tramo se explica por la antigua acequia prehispánica que cruzo a lo largo de está sección. Las residencias, templos, casas, etc, suman 47 en total de las cuales 15 están catalogadas como monumentos históricos por INAH.
Durante el recorrido en vivo menciono Bautista que se puede encontrar, “Instalaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, la galería Clínica Regina, el Centro Cultural Casa Vecina, la Universidad del Claustro de Sor Juana y el nuevo Museo de los desaparecidos políticos, también se han habilitado galerías personales en algunos departamentos y existen más de veinte establecimientos que suponen el encuentro y el diálogo, como fondas y restaurantes, mezcalerías y pulquerías, donde conviven vecinos, estudiantes universitarios, promotores culturales y artistas plásticos”.
Y así como un baldío se transforma en un parque, una calle se convierte en un corredor y una historia concluye con la promesa de la creación del nuevo camino, con cambios y exclusividad.
Bibliografía
Rojas Pedro, Instituto de Investigaciones Estéticas facsímil sin titulo…
Jesús Carrillo, Jorge, Los Palacios de la ciudad de los Palacios, revista Ritos y Retos del centro Histórico.
Alegría de la Colina Margarita, Hernández Monroy Rosaura, El centro histórico, Universidad Autónoma Metropolitana, México, DF, 1991
[1] Jesús Carrillo, Jorge, Los Palacios de la ciudad de los Palacios, revista Ritos y Retos del centro Histórico, pág. 15
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